domingo, 10 de mayo de 2009

los textos del taller (Marisa)

He leido vuestros textos y los he corregido,tenían bastantes faltas,muchas repeticiones...
Bueno,ahora dejadlos cada uno en el taller correspondiente.Recordad que el plazo acaba el 15.

jueves, 7 de mayo de 2009

Marcos & Kike

Puesto que no paraba de reirse sus amigos le propusieron descargar un poco de adrenalina en el parque de atracciones.
Al llegar allí sus dolores no cesaban y era ya insoportable, entonces sus amigos le llevaron de inmediato a la atracción más inpresionante del parque.
Al llegar, no tardaron mucho tiempo en montarse ya que en aquella atracción no solía montarse mucha gente porque había tenido muchos problemas.
Se montaron. Durante todo el viaje no paró de reirse y sus amigos dieron el caso como perdido. Se quedaron sin esperanzas que pronto recuperarian al acabar el viaje.
Al final todo se habia quedado en que al chaval le faltaba una pequeña dosis de adrenalina. Y a ti, también.

PAULA RUIZ

Seguía ahí´, sin parar de reír. Todos la miraban con preocupación ya que llevaba un buen rato riéndose a carcajada limpia.
Todo había sucedido muy rápido: todos corriamos y no nos percatarnos de que se habia tropezado con una piedra que se encontraba a la orilla de la carretera. Era la única piedra que había en todo el camino y se tuvo que topar con ella.
A causa del impulso cayó de lleno en el charco. Hay que decir que el charco no podía estar más sucio.
La carcajada fue colectiva pero se quedó ahí. Enseguida nos dimos cuenta de que seguía riéndose.....
Por fin, paró de reír pero eso sí, no podía ni moverse de todo lo que la dolía la tripa. Al levantarse, casi se marea, pero estuvimos rápidos y conseguimos sujetarla.
La conclusión fue la siguiente: tanta risa imparable se había producido debido a una crisis nerviosa producida por la vergüenza de verse en el medio de un gran círculo (nosotros.)
Todo quedó en un susto, y en unas cuantas carcajadas.

emili

El "mal estar" seguía ahí, no podia parar de reir, y todo era a causa de los nervios, porque nunca había hecho puenting.
Le propusieron que no se tirase, que no hacía falta, que nadie le iba a decir nada ni a echar en cara nada... pero no permitía no tirarse, era... afán de superación. Se decia a sí mismo que por narices lo tenía que hacer.
Y al cabo de un buen rato... se decidió.
Estaba preparado para tirarse cuando... de repente, le llamaron por teléfono y...

Luis Iglesias Solana

La verdad es que era muy risueña desde pequeña, pero nunca se podía haber imaginado tanta risa en el momento en que cayó a ese charco. La gente que pasaba por alli se reia de ella pero nadie le fue a ayudar, sólo un señor con el pelo azul, bajito y con gafas se acercó. Entonces la niña, al verle, siguió y siguió riéndose del pobre señor ahora. La niña no paraba de llorar, el cuerpo no le respondia y no tenía casi ni conocimiento. De repente empezó a llover, gotas como si fueran pelotas de ping-pong. Entonces la niña dejó de reirse, aquellas gotas enormes le habían salvado. Al levantarse de aquel charco no sabía quién era, no se acordaba de nada. Después se fue por el barrio en busca de respuestas.

Dennis y Sergio G.

Se rió tanto que le dolía la barriga, las lágrimas se le caían de los ojos. La gente formaba un corro a su alrededor preguntando de qué se reía, si lo único que le pasaba es que estaba en un charco de barro. Pero él no les hacía caso, se seguía riendo como un loco, cada vez más gente se acercaba a su alrededor, le sacaban fotos y vídeos con el móvil, al poco tiempo estuvo circulando en internet.

Cuando se dio cuenta de toda la gente que había a su alrededor paró de reirse, pero no podía hacer nada, estaba todo grabado.

Todos se empezaron a reir y él dijo:
- ¿De qué os reís?

jenny

Estaba sentada en el suelo y con el culo mojado, no era precisamente para reírse, lo más normal es ponerse rojo de vergüenza pero ella no podía evitar reirse. Podía ser un acto reflejo ante la vergüenza o que simplemente no era del todo consciente de lo que había pasado.
Alrededor se había ido acumulando la gente, preguntándose qué había pasado. Algunos no habían podido evitar la risa al verla tirada en el suelo y a otros simplemente se les había contagiado la risa.
En pocos minutos estaba todo el mundo alrededor de ella, hasta que sonó el timbre de clase y todos tenían que entrar. Poco a poco la gente se fue yendo, cada uno para su clase. Algunos no habían podido parar de reirse y otros continuaban y se les oía a lo lejos. Por fin ella también consiguió parar y al procesar todo lo que había ocurrido decidió irse a casa a cambiarse y a recuperarse de su ataque de risa.