jueves, 7 de mayo de 2009

PAULA RUIZ

Seguía ahí´, sin parar de reír. Todos la miraban con preocupación ya que llevaba un buen rato riéndose a carcajada limpia.
Todo había sucedido muy rápido: todos corriamos y no nos percatarnos de que se habia tropezado con una piedra que se encontraba a la orilla de la carretera. Era la única piedra que había en todo el camino y se tuvo que topar con ella.
A causa del impulso cayó de lleno en el charco. Hay que decir que el charco no podía estar más sucio.
La carcajada fue colectiva pero se quedó ahí. Enseguida nos dimos cuenta de que seguía riéndose.....
Por fin, paró de reír pero eso sí, no podía ni moverse de todo lo que la dolía la tripa. Al levantarse, casi se marea, pero estuvimos rápidos y conseguimos sujetarla.
La conclusión fue la siguiente: tanta risa imparable se había producido debido a una crisis nerviosa producida por la vergüenza de verse en el medio de un gran círculo (nosotros.)
Todo quedó en un susto, y en unas cuantas carcajadas.

No hay comentarios: